Última entrevista con Leonel Góngora

La casa del ojo
Gonzalo Márquez Cristo y Amparo Osorio
realizaron esta siguiente entrevista, que sería la última que concediera, en diciembre de 1998, para el No. 12 de la revista Común Presencia
El pintor colombiano (1932-1999) en cuyas obras siempre el rojo y el verde acaban de nacer, el creador de fascinantes dibujos eróticos que parecen haber sido realizados a estilete, el infatigable viajero que ha vivido en diversos países como Italia, México, Francia, Estados Unidos... alternando con intensidad sus proyectos, sus exposiciones, sus amores y sus sueños, fue sorprendido en su última visita a Bogotá por Común Presencia, que en el número 12 se ha convirtió en su errante casa de papel.
Hay que poblar otra vez la casa del ojo,
hay que poblar el mundo con ojos,
hay que ser fieles a la vista,
hay que crear para ver.

Octavio Paz
Cuando celebrábamos el cumpleaños de Leonel Góngora durante su último viaje a Colombia y junto a él recorríamos su casa de Teusaquillo observando los innumerables dibujos de sus mujeres serpentean-tes, supimos que nunca habíamos visto una mano.
Después de un brindis y distanciados de un abigarrado cuadro donde según sus palabras se perdía la gente, y mientras con el pintor Ángel Loochkartt compartíamos añoranzas, vino la imagen del recuerdo actualizado, luego la del eterno retorno y sentimos que el tiempo pasaba como un pájaro sobre nuestras cabezas.
Entonces escuchamos a Góngora decir: la conversación ha desaparecido, la palabra compartida está en peligro, y para sustentarlo referió una anécdota de su encuentro con Borges en Nueva York, en la que el gran poeta argentino abogaba por el regreso del diálogo tan cultivado por Sócrates.
CP: La palabra es la forma de estar en el tiempo para un escritor... ¿para un pintor será la luz?
LG: La pintura está en la luz y no cesa de renacer con cada una de sus variaciones por atenuadas que sean... El arte es un pastoreo de demonios, un sortilegio realizado con nuestros fantasmas para conducirlos a un lugar, que en mi caso es el lienzo o el papel, donde pueden existir dejando de perturbarme, y viven por sí mismos cesando de nutrirse de mi imaginación y de mis angustias.
CP: ¿Una condena? ¿La destructora convivencia con un parásito invisible? ¿O una catarsis como creían los griegos?
LG: Una purificación pero no preconcebida, porque se presenta como posesión, como la tiranía de un sueño que debe realizarse y que termina reba-sándonos, donde aparece el azar mostrando otro camino, otra respuesta, una ventana que nunca imaginamos encontrar.
CP: Szyszlo dijo que una obra de arte es el homicidio de un sueño...
LG: Es una poética definición, pero puede ser inexacta, porque al plasmar vamos aboliendo lo imaginado pero simultáneamente van surgiendo detalles que no estaban contemplados. Rumbos inconscientes nos van guiando, nos vamos dejando llevar por un tercer ojo y una tercera mano que no cesan de nacer.
CP: ¿Podría hablarse de pintura automática parafraseando a los surrealistas?
LG: Sí... un fluido de la conciencia, un torrente que mana sin requerir representación... Joyce quizá fue el primero que descubrió esa extraña y reveladora técnica. Al leerse el Ulises en inglés los extraordinarios matices y ecos de las palabras son el cuerpo mismo del pensamiento. De esa manera los colores y las formas que van surgiendo durante el proceso artístico pueden asombrar al mismo autor y en ese tejido onírico o inconsciente se devela un universo sorpresivo. El Expresionismo Abstracto que puede ser mi territorio, por tener raíces en el Surrealismo ha explorado esa oscura asociación de signos.
CP: Para muchos el Surrealismo es el movimiento artístico más importante del siglo; sus búsquedas y hallazgos aún determinan la obra de muchos creadores. El ejercicio de la escritura automática, las mágicas asociaciones de los contrarios, la moral impuesta por André Breton y los espacios lúdicos que abrieron en todas las vertientes del arte, etc... son algunas de sus transitadas propuestas. ¿Qué piensas de este Movimiento ya octogenario?
LG: El Surrealismo ha sido determinante en mi obra, como el Expresionismo y el Impresionismo... Del Impresionismo por ejemplo aprendimos la forma de Cezánne, la expresividad de Van Gogh y el sueño de Gauguin, quien es mi opinión el pintor más influyente de este siglo. Este final de milenio nos ha demostrado que la riqueza de una cultura, de un arte y de una raza está en su mezcla, en su mixtura y no en su pureza como estúpidamente creían los nazis. Yo en Estados Unidos he compartido exposiciones con algunos de los pintores surrealistas más importantes. Recuerdo haber expuesto entre otros con Hans Bellmer, Dalí, Delvaux, Tanguy... El Surrealismo fue determinante en todas las disciplinas artísticas y en todas las latitudes. Buñuel y Carné en el cine, Giacometti en la escultura, Satie en la música, Eluard en la poesía, Man Ray en la fotografía, y obviamente en la pintura Max Ernst, sin olvidarnos del cubano Wilfredo Lam... –que es un verdadero mapa étnico.
CP: Y según muchos... ¿en la política Trotsky?
LG: Breton y Trotsky firmaron el Cuarto Movimiento del Surrealismo en México y existía afinidad entre estos dos ideólogos, y como a Trotsky no lo han llevado a la práctica aún existe. En estos tiempos sólo una nueva utopía podría guiarnos. Sin embargo la política se ha constituido como una equivocación planetaria. Yo no veo ninguna justificación de movimientos políticos. El compromiso ahora no está sino con uno mismo, con la vida y con el arte que no persigue ningún beneficio.
CP: La religión y después el Socialismo se apoderaron de lo humano y fracasaron. La ciencia ha demostrado más eficacia para la guerra que para la vida, e incluso el proyecto de búsqueda de vida en otros planetas liderado por Carl Sagan fue suspendido para desviar esos fondos con destino al desarrollo armamentista de los Estados Unidos. ¿No es delirante después de todo esto creer en la esperanza?
LG: Ni Marx ni Cristo deben responder por las purgas stalinistas ni por las Cruzadas. La ambición del hombre ha producido infiernos con los paraísos de la imaginación. Por otra parte una sociedad como la norteamericana no tiene ningún proyecto para el hombre. En la última década hemos visto la entronización de una cultura frívola y complaciente, y como si fuera poco el planeta contempla atónito por televisión la horrible invención de lo que podría llamarse la guerra light. No podemos seguir protagonizando la violencia que inventa tantos rencores, ni el desamor que crea espinas invisibles y un enorme vacío... Porque el tiempo que estamos en la conciencia es muy breve –y es lo que llamamos vida– el único gran invento del hombre y por el que debemos seguir apostando es el Romanticismo.
CP: Novalis pedía romantizar el mundo. La literatura es otra de tus obsesiones. Escritores como Joyce, Borges, Eluard, Huidobro, Pessoa, Elizondo, Apollinaire, Leonora Carrington, han sido muy influyentes en tu formación. Además publicaste un libro de poemas titulado Ungüentos tristes en 1983. Sin embargo no puedes decir como en el Génesis que primero era la palabra y luego la luz...
LG: Yo soy esencialmente pintor y desde mi visión íntima del mundo no me asombro de que el dios bíblico haya creado la luz para reducir la soledad y el caos existente en el principio, en ella habitan todas las sorpresas del color y de la imagen. Podría soñar con un dios que no dio una orden hablada sino que hizo un trazo en las tinieblas y como un escultor amasó figuritas de arcilla para luego insuflarles la vida. Mediante un proceso manual, humano. Acudiendo al término hacedor o en el sentido de Ezra Pound a la palabra fabbro. Ahora es difícil imaginar esto porque el hombre se ha alejado demasiado de la mano y de las religiones. Y debido al desatarse de la tecnología o como crítica a las nuevas técnicas computarizadas y facilistas que han empezado a tomarse la plástica, tengo la intención de firmar mis próximos cuadros con una advertencia que diga: hecho a mano.
CP: ¿Será posible humanizar la ciencia que hasta ahora no nos ha quitado ningún miedo?
LG: La ciencia se ha convertido en una nueva religión infalible. Sus dogmas nos arrasan, nos someten y dejan nuestra imaginación a la intemperie. Me es más humano creer en un dios o en Cristo que en la ciencia y en su idea absoluta. Incluso el arte que tantas veces se ha anticipado parece estar proscrito. Cuando venga el apocalipsis propiciado por la ciencia el mundo sólo podrá ser reconstruido por los pintores y los poetas.
CP: ¿El arte abstracto es la intuición de que el hombre está siendo diluido por sus invenciones, sus ideas y sus guerras?
LG: El hecho de que se trabaje el Expresionismo Figurativo o el Expresionismo Abstracto a finales de este milenio corresponde a una actitud política que defiende al ser contra su visible desaparición. El ser está en extinción. Si la ciencia ha podido clonar una oveja, es decir repetir su imagen, plagiar la vida, esto nos indica que la figura está siendo abolida, que la individualidad está en peligro y que el hombre ha comenzando a ser un objeto industrial como lo soñaron los visionarios de la ciencia ficción.
CP: Si lo figurativo era el arte del todo y lo abstracto el arte de la nada, tú como realizador de una pintura que equilibra los dos extremos ¿qué piensas de Antoni Tápies?
LG: La aventura de Tápies me parece extraordinaria, su tentativa de pintar aquello que recoge con el tacto, de imaginar las superficies, de hacer un asombroso puente entre lo táctil y la vista es una de las propuestas más inquietantes de la contemporaneidad.
CP: ¿De esa manera se podría decir que Miró y Kandinsky construyeron un puente entre el oído y la vista?
LG: Me parece hermosa y temeraria la pregunta. Joan Miró nos descubre la pintura de los niños. La ternura, la lúdica, la obscenidad del universo infantil. Quizás pueda ser la representación de una nota musical pero también podría ser la figuración de un aroma. Su obra es una ruptura, es la creación de un nuevo espacio, el desbordamiento de los límites del cuadro. Es un precursor junto con Roberto Matta del movimiento llamado Expresionismo Figurativo. Porque con Dalí, De Chirico y Magritte la pintura era un teatro representado. Miró, Matta y Siqueiros le encuentran otra libertad.
CP: ¿Cuáles fueron los hallazgos de Siqueiros para que los artistas más recientes no hayan podido evadir su influencia?
LG: Son varios pero su condición de mexicano hizo que la crítica norteamericana no los reconociera en toda su dimensión. Era un imaginador de espacios que se desdoblaban. Logró desarrollar formas plásticas nunca antes trabajadas para capturar el movimiento y finalmente fue el inventor de la técnica del acrílico. Su influencia en Estados Unidos es posible verificarla en Jakson Pollock, Gorky, Rothko y Klein, es decir en lo más representativo del Expresionismo Abstracto nortemericano.
CP: Una generación extrañamente marcada por un sino trágico...
LG: Pollock fue atropellado por un automóvil, Gorky se ahorcó, Rothko se suicidó en una bañera y Klein terminó alcoholizado. La sociedad muchas veces se ensaña sobre el artista asediándolo por poseer una mirada libre. Se le prohibe, se le coarta, y en las peores ocasiones se le compra y entonces es cuando lo vemos ejerciendo el poder y promo-cionando productos cuando su reino es mucho más profundo. Para poner un ejemplo, Andy Warhol fue el artista de la más vertiginosa sociedad de consumo del mundo y ahora vemos que el Arte Pop es simplemente una tardía pieza de museo sin trascendencia, el trivial reflejo de un camino transitado a profundidad por Marcel Duchamp y otros significativos pintores a comienzos de siglo. El artista debe ser la conciencia de su tiempo como se ha dicho tantas veces, no puede doblegarse a nada distinto de su libertad.
CP: En Estados Unidos vives en una de las regiones donde el puritanismo inglés aún tiene demasiada fuerza. ¿Allí sueñas tus obras más eróticas?
LG: No lo había pensado, pero es posible que sea así por reacción a la distorsión puritana de los ingleses. A Balthus que es uno de los pintores más importantes de este siglo le prohibieron una exposición en Estados Unidos y además proscribieron la etiqueta que él había diseñado para un vino. En mi caso personal varias veces mi pintura ha desatado críticas de la doble moral de nuestros países occidentales y como si fuera poco en una ocasión viajando desde Houston hasta Nueva York la apasionada crítica Marta Traba se vino en contra de mi pintura aduciendo que el erotismo no era político. Fue una ceguera ideológica de ese momento que impedía ver lo que era subversivo en el arte. El erotismo es vida, rebeldía, es mi respuesta a la muerte.
CP: En tu pintura la búsqueda en el rojo, las manos de las mujeres que parecen música, la evocación de la plasticidad del flamenco, los ojos como navíos, la actitud felina... Y en tus dibujos la exactitud del trazo evocador y el movimiento cadencioso constituyen un gran culto al erotismo, una íntima ceremonia...
LG: Sí... Como dice Paz el erotismo es sexualidad transfigurada, es decir metáfora. En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: la imaginación, el deseo. En mis dibujos es más audaz la tentativa de exaltar la pregunta del cuerpo porque esta técnica requiere de mayor precisión y maestría, y se hace evidente la decisión de encontrar siempre el último punto, el más erótico, el clímax del trazo.
CP: Modigliani, Balthus, Delvaux, Bacon, Egon Schiele, han transitado por universos semejantes y con obstinación padecieron las críticas del victorianismo, del macartismo, y de todas las censuras que cíclicamente confiscan para decirlo con palabras de Foucault el cuerpo, el deseo. ¿Te has acostumbrado ya a las persecuciones del puritanismo social?
LG: Cuando debo portar bajo el brazo alguno de mis cuadros realizo preparativos de ladrón para no ser visto; me deslizo por las paredes, verifico que no haya vecinos en la zona y que ningún obispo pase por la calle. Según, otra vez Paz, la condenación al amor carnal no es cristiana sino platónica y es imposible escapar a una milenaria cultura. Es difícil saber cuál es el lugar que le han dejado al deseo en un mundo donde ha surgido lo que yo llamo la plebe electrónica. Es arduo resistir la mirada turbia de una colectividad que no ha aprendido a aceptar su cuerpo y que no juega por el amor: el único sentimiento capaz de salvarnos.
CP: Tu expresión erótica ha pasado por diversas fases entre las que resaltamos: Vírgenes perversas, Maniquíes ninfoelécticos, Mutande mutandini, Pasarela bogotánica y Secretos de las bogotánicas... Sin embargo también es muy importante lo que has realizado como denuncia de nuestra realidad violenta...
LG: Nadie puede escapar a su tiempo. Es muy terrible soportar un país que se desmorona de miedo y donde la mutilación y el aullido son parte de la cotidianeidad. Desde Brughel, El Bosco, pasando por Goya, Munch y Picasso hemos encontrado la belleza que no correspondía con los cánones griegos.
CP: La belleza será convulsiva o no será, dice Breton...
LG: Es una sentencia indiscutible y como se ve Platón no tenía la razón al respecto. Ya hemos aprendido que la belleza habita en la miseria, el dolor, la locura, la guerra, tanto como en una escultura de Fidias, y debemos mostrarla, reinventarla según nuestras obsesiones y a veces como vigías del tiempo al que pertenecemos. La obra de arte es y no necesita explicación, no requiere de contextualizaciones y de referencias históricas. El siglo veinte está dicho por El Guernica como por las Señoritas de Avignon y en toda la dimensión que la pintura expresa. Para encerrar mejor este concepto recuerdo que con la llegada de los aliados después de la Segunda Guerra un soldado contemplando la obra de Picasso se atrevió a decirle: la belleza no son sus cuadros, y sacando su billetera le mostró la fotografía de su novia comentando: esto sí es real, ella sí existe, sí es la belleza. Y Picasso le respondió: ¿Y es así de pequeña?
La belleza nos condujo una vez más a Platón y mientras Góngora citaba ideas de los Diálogos regresó la imagen del eterno retorno y sentimos de nuevo el pájaro del tiempo que pasaba sobre nosotros. Y como leyéndonos la mente dijo: la próxima vez que nos encontremos para cumplir con el rito hablaremos de lo mismo, de arte erótico, de Duchamp, de Balthus, y nos embriagaremos de trementina y poesía... Pero mañana estaré solo en el frío invierno de Massachusetts y dibujaré el idioma de la nieve.
Después nos invitó hacia el comedor comentándonos la historia del rey asirio Sardanápalo quien al morir se llevó a su tumba todas las pertenencias queridas incluyendo los caballos y sus amantes. Y nos señaló un cuadro de gran formato con su representación particular del hecho. En él vimos cómo alrededor del autorretrato de Góngora posaban desnudas con sus largas uñas y sus cuerpos ondulados en actitud felina sus amadas del pasado, y junto a ellas algunos elementos cargados de sus signos vivenciales. Entonces lo escuchamos con voz serena reflexionar:
“De alguna manera todo el mundo hace lo de Sardanápalo, lo que uno ama debe estar siempre presente en los finales. Pero sólo debemos llevarnos lo intangible: rostros, besos, matices, poesía... Mi obra es mi casa del ojo y es allí donde me oculto de la muerte”.

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© Amparo Osorio y Gonzalo Márquez Cristo